-Nuria Pons, ¿Nuria Pons Comellas?
Medí la vuelta, y así conocí a Oscar, un profesor de lengua y literatura de un colegio de secundaria de Extremadura.
Oscar me reconoció por la calle y se tomó la molestia de levantarse de la terraza del bar en el cual estaba tomando algo con su familia, había venido a pasar las vacaciones de Navidad a Menorca, y había pedido de regalo de navidad, ¡mi libro!, Irun mi mundo al revés, y ya se lo había leído.
Estaba entusiasmado y quería pedirme una entrevista para publicarla en una revista especializada para profesores de las provincias de Cáceres.
Yo no podía dar crédito, estaba abrumada, un profesor de Extremadura, y además de lengua y literatura, se había tomado la molestia de leerse mi libro y quería hacerme una entrevista.
Por supuesto acepté encantada, y pudimos compartir una agradable conversación, con él y su esposa, también profesora, ella de inglés, donde vi un interés sincero. No solo por saber más sobre la dislexia, sino por saber cómo nos sentimos los disléxicos, con qué problemas y dificultades nos encontramos, cómo se nos puede ayudar, …
Comparto esta bonita experiencia porque su entusiasmo me emocionó, porque sentí una vez más que este propósito de vida que me había marcado para ayudar a los niño y adultos disléxicos que no había tenido mi suerte valía la pena. Y que sólo podemos AYUDAR en mayúsculas desde el conocimiento. Que para empatizar hay que darlo a conocer y que hay un lenguaje que todos entendemos: el del AMOR.
La mirada del profesor penetra en el sentir de los niños… Ver, como profesores como Oscar, se interesan, quieren aprender más sobre la dislexia, cómo nos sentimos los disléxicos… y que IRUN MI MUNDO AL REVÉS contribuye a esto da sentido pleno a este proyecto.
La incomprensión, no me cansaré de decirlo, es la mayor dificultad a la que se enfrenta un disléxico. La dislexia no desaparece con la edad, pero si podemos, entre todos, hacer desaparecer las etiquetas, la falta de empatía, la crueldad, los comentarios y exposiciones innecesarias, tantas cosas que contribuyen a que el niño disléxico pueda crecer y formarse con normalidad.
“La normalización de lo diferente hace que deje de serlo”
En estas últimas semanas, han habido tantos profesores que me han dicho que a ellos en la universidad no les han enseñado nada sobre la dislexia realmente. Que sólo saben que es una dificultad de escritura y lectura, pero NADA MÁS.
Gracias a Oscar y a su esposa por querer saber más, por transmitirme su interés, por compartir su tiempo y sus vivencias en el colegio conmigo, y sobre todo por tener una profesión tan importante por vocación.