El Día del Libro, Sant Jordi, es un día que recuerdo con especial ilusión. Y ahora me pregunto, ¿por qué? Un día dónde la lectura y la escritura cobra un papel importante más aún si cabe. Me resulta curioso y divertido indagar en mis recuerdos, y buscar esas respuestas.
Como sabrás, para un disléxico la dificultad está en la lectura y la escritura. Pero a mí, me gustaba el Día del Libro, ¿por qué?
Me entusiasmaba ver todos esos montones de libros. Me encantaban los cuentos, sus imágenes, y que mi madre me los leyera antes de ir a dormir.
Mis hermanos y yo, estábamos muy contentos el Día del Libro, sabíamos que después del cole iríamos con nuestra madre a ver las paradas de libros y podríamos escoger el que más nos gustara.
Mi madre siempre hizo todo lo posible para que amaramos los libros. Y aprenderíamos de ellos.
Cuando fui creciendo, y los cuentos parecían sólo cosa de niños pequeños, mi interés cambió, por un instante perdí la ilusión por poder comprar un libro. Le pedía a mi madre si podía invertir el dinero que nos daban para comprar libros en otras cosas.
Mis hermanos escogían libros con cientos de páginas, y a mí eso me resultaba agobiante, y no tenían dibujos, ¿Cómo iba a leerme eso?, parecían no tener fin… pero yo quería libros de “mayores”. Aunque me seguían gustando los cuentos.
Mis hermanos me enseñaron que había libros de “mayores” que a mí me podrían interesar y apasionar. Libros donde mi curiosidad podría más que mis dificultades con la lectura y la escritura. Libros que me podían enseñarme aquello que a mí me gustaba. Como, por ejemplo, libros de pintura, manualidades, decoración …. Eso me mantenía unida a los libros. Yo también compraba libros de mayores, no cuentos. Puesto que, los cuentos los vinculaba con la dificultad que yo tenía, y me hacía sentir ridícula en ese momento de mi vida.
Son recuerdos de cuando tenía 10 o 11 años aproximadamente.
Mi familia siempre me animó a leer y escribir a pesar de mis dificultades. Me enseñaron que los libros eran una fuente de sabiduría, entretenimiento, aprendizaje, … Y este año tengo la enorme satisfacción de que mi libro “Irun mi mundo al revés” está a la venta en esas mismas paradas a las que yo iba a comprar mis cuentos y libros.
Aprovecho para hacer una reflexión sobre la lectura para un disléxico. Yo considero que siempre se debe seguir practicando la lectura y la escritura a pesar de la dificultad. Pero reservar, esos instantes de lectura a leer cosas que nos gusten, que nos hagan sentir bien, sea una revista, un cómic, un libro de cocina, una novela… Y utilizar la tecnología, si es necesaria, para acciones más rutinarias o que requieren de mayor rapidez para llevarlas a cabo en un tiempo determinado.
¡Feliç Sant Jordi 2019!